miércoles, 29 de agosto de 2007


r e c u e r d o s e n t r e v e r a d o s
dormir con un hombre distinto cada noche y despertar sin saber a quién tienes al lado. soñar con todos y cada uno de ellos, y con más. sueños raros, confusos, absurdos...mi mano tocará acaso tu cabeza de cabello rubio cortito? o tocaré más bien ese cabello negro ondulado? me pedirás acaso que te jale el cabello como lo hace tu mamá? quizá solo quieras leerme cuentos chiquitos y absurdos, recitarme poemas, contarme tu vida o jugar conmigo debajo de las sábanas. quizá yo saque entonces de bajo las sábanas blancas viejas cartas de amor, de palabras lindas y cursis, de sueños y proyectos, de dibujos infantiles, pequeñas notas en hojas de cuaderno o bolitas de tecnopor con promesas de amor eterno. cartas escritas a mano o a computadora -ya que a algunos de ellos no les gustaba ver su letra desordenada en una carta-. y entonces he de buscar también mails antiguos: cortos y largos, con errores de tipeo por tu torpe manera de escribir o quizá perfectamente escritos y hasta con letras en colores. y aunque aquellas tardes no hayan alcanzado para contar las pecas de tu espalda, mejor me doy la vuelta y vuelvo a dormir. para recordar aquella mañana de verano, tu camisa (¿roja? ¿azul?) a cuadros, tu sonrisa al verme, mis sandalias rojas. la promesa de un pan con chicharrón. para recordar esa fría tarde de invierno o aquella mañana en la playa. las siestas en tu (nuestra) cama o en una cama de hotel. esa mágica semana en medio de la selva, o la cosecha de ricas pecanas, las caminatas por el campo o por el centro de lima, de día, de noche, de madrugada...

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