jueves, 26 de julio de 2012

Ay Lima...

He regresado a Lima después de 10 meses fuera. He ansiado tanto retornar. Pero también lo he hecho con miedo. Después de dos años allá, mi vida no está allá del todo, aunque tampoco acá. Intento ya no torturarme con esto de estar en el medio y en ningún lado. Intento.

El hecho es que mi regreso a Lima estuvo marcado en un inicio por la estupefacción. He luchado mucho contra mí misma al darme cuenta que me sentía abrumadísima por esta Lima en la que siempre pasa algo. Trataba de convencerme a mí misma de que no se trataba del clásico y estúpido "me molesta el tráfico, la bulla, el desorden". ¿En verdad estaba sintiendo todo aquello que siempre he criticado? Después de algunas semanas, me di cuenta que la diferencia entre Lima y Cambridge no era tanto el que aquí pasaran más cosas que allá (aunque sin duda eso también es cierto). Las calles de Lima son siempre estímulos constantes. Pero creo que la diferencia radica sobre todo en que aquí me es imposible ser indiferente a lo que pasa a mi alrededor. Esto sin duda dice mucho de la poca relación real que he llegado a establecer con Cambridge como ciudad. Pero la verdad es que todas las sensaciones que me provoca Lima tienen que ver con el intenso amor que siento por esta ciudad. La vida aquí puede ser más difícil en muchos sentidos, pero pienso que es también más bonita. 

*

Me quedan solo unos pocos días más en Lima y me cuesta mucho partir. La verdad es que no imaginé que se me haría tan difícil...pensaba que ya tenía más controladas las sensaciones ambiguas respecto a estar en dos lugares y en ninguno. Pero no. Aquí estoy de nuevo, con la tristeza infinita y sin nadita de ganas de regresar...

domingo, 8 de julio de 2012

gimnasio

soy la más joven en mi horario del gimnasio.
observo la grasa de los cuerpos
de las otras mujeres
mientras se ejercitan,
observo sus arrugados rostros,
escucho sus aburridas conversaciones

fantaseo sobre sus -seguramente miserables- vidas
y pienso que esta podría ser
la hora más interesante de sus días.

siento lástima

y sin embargo, unas horas después,
sentada frente a esta pantalla
y sin saber qué hacer conmigo
descubro que
soy en realidad
una más de ellas.