sábado, 27 de septiembre de 2008

mariano

Últimamente, me he dado cuenta de que lo que más me gusta es conversar con la gente. Escuchar a los demás, que me cuenten sus cosas...
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No tenía muchas ganas de ir al mercado de Lince el viernes, pero no me quedaba otra. Ni bien llegamos, vimos que la puerta principal estaba cerrada; dimos la vuelta y justo estaban cerrando la otra puerta, alguna gente salía apurada con sus bolsas llenas mientras los propietarios decían enfáticos: el que entra, ya no sale. Tenían una asamblea. Mis alumnos pensaron que ya no había nada más que hacer pero yo pensé que sería interesante enterarnos de qué se trataba la asamblea, preguntar por la organización de los propietarios, o, por último, avanzar con la observación de la zona de influencia.
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Mientras ellos decidían qué hacer, vi una tienda de telas abierta y me acerqué a curiosear. Una nunca sabe dónde puede encontrar telas bonitas. A pesar de que no encontré ninguna tela que llamara especialmente mi atención, el señor que atendía se levantó rápidamente a saludarme. Aproveché para preguntarle por la asamblea. Me mostró el comunicado de invitación a la asamblea y me contó que tenían que resolver un asunto de seguridad que les había pedido defensa civil...Y así de repente, nos pusimos a conversar.
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Después de halagar mis ojos "almendrados" (aún no entiendo bien qué significa eso), me preguntó si alguien más me había dicho eso alguna vez. Es que la gente ya no mira a los ojos, no entiendo...si los ojos son el espejo del alma. Me contó enseguida que tenía su tienda hace más de 30 años y que el mercado tenía como 60. Antes, no vendía solo telas sino también muebles. Tenía además otra tienda a una cuadra. Al mercado va mucha gente de San Isidro, de San Borja, de Santa Catalina. Hay mucha gente que va al mercado hace muchísimos años...él ya conoce por lo menos un par de generaciones.
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Él atiende solo todos los días y se entretiene gracias a un televisor y un dvd, con los cuales ve películas y escucha música. Tarareando algunas canciones, me mostró sus dvd´s de Jorge Negrete y me confesó su afición por la música y las películas mexicanas. De joven disfrutaba mucho de ir al cine, a los antiguos del centro de Lima. Ahora en cambio, ya no va más al cine, pero siempre ve películas en dvd. Me confesó también que su mayor entretenimiento fuera es el casino. Yo no pude evitar decirle que a mi los casinos me daban miedo. Discutimos un poco y me dijo que a él le gustaba tomar riesgos y que quizá a mí no tanto...
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Cuando le conté que era socióloga y estaba ahí de visita con mis alumnos, el señor Mariano me dijo que le parecía una profesión muy bonita. Después me miró a los ojos nuevamente y me dijo que se notaba en ellos que era una persona a la que le gustaba escuchar a los demás, que sí, que definitivamente era socióloga.
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Al despedirnos, después de casi una hora de conversar, se le cayó el envase donde guardaba las monedas y le ayudé a recogerlas. Le dí la mano y él un beso, mientras me decía que regresara a visitarlo algún día. Yo le sonreí, le dije que me había gustado mucho conocerlo, y apuré el paso para llegar a tiempo a la última clase de etnografía...

lunes, 22 de septiembre de 2008

maniática, absolutamente

son múltiples mis manías; y, aunque lo intente, no puedo librarme de ellas. algunas me acompañan desde hace ya varios años. otras, las he ido adquiriendo más recientemente.
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la más antigua debe ser aquella de morderme las uñas y todos los pedazos de carne que estén a sus alrededores. de niña, lo hacía de manera más descontrolada. ahora, más bien intento evitarlo cortándome las uñas obsesivamente, a diario. no soporto sentir pedazos de uña sobresaliendo por mis dedos. he reemplazado una manía (la de comerme las uñas), por otra (la de cortarlas obsesivamente); sin embargo, a veces todavía conviven la una y la otra.
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otra manía de aquellas con las que termino haciéndome daño es la de lavarme los dientes con una fuerza descontrolada, buscando evitar que quede en ellos cualquier resto de comida, de suciedad. últimamente, lo he estado haciendo con tanta fuerza que he terminado haciendo sangrar mis encías.
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entre las menos dañinas, pero no por eso menos recurrentes, está la de no poder escribir en word sin aquellos simbolitos que me permiten ubicar cada espacio, "enter", punto, coma, cada línea que falta para completar la página...y a pesar de que nadie entiende para qué sirven, yo no puedo escribir en el vacío, necesito saber que estoy escribiendo sobre algo. tampoco soporto escribir o leer documentos que no estén "justificados", me desespera ver el texto pegado a la izquierda. tampoco puedo evitar "aplastar" cada granito que aparezca en mi cara ni dejar de pasar las manos por la cara cada cierto tiempo. sacarme conejos de las manos, y de los pies, es por supuesto, otra más de aquellas manías de las que no puedo librarme...y es que son tantas, y se reinventan día a día...
la cuestión es la posesión.
querer que seas mío, mío, solamente mío...como la canción de paulina rubio. y saber al mismo tiempo que no soy del todo tuya, como me reclamas. saber que no puedes capturarme del todo; y, por supuesto, disfrutar de que así sea.

martes, 16 de septiembre de 2008

Escultura, 1981
Tilsa


"Mi viaje a Europa fue como un reto a mí misma. Viajar sola, sin protección, sin dinero, dejando a los míos, era un poco como querer saber quién era uno en realidad. Y al comienzo tuve un poco de temor, pero después lo tomé como un juego. El juego de la aventura. Desde entonces juego siempre. Juego hasta cuando pinto." (Tilsa Tsuchiya citada por Jorge Eduardo Wuffarden. En: Tilsa. Colección Pintores Peruanos. Lima: Banco Popular del Perú, 1981)



domingo, 14 de septiembre de 2008

Luna en Cáncer [Extracto de mi Carta Astral]

Reacciona mucho al tono emocional y a la atmósfera a su alrededor y le pueden regir sus humores impredecibles y fluctuantes. Parece irracional ante otros porque no siempre puede explicar la razón o causa de sus sentimientos. Cualquiera que viva con usted tiene que aceptar sus altibajos y apreciar su necesidad de retirarse por ratos.

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Es además muy comprensiva y entiende los sentimientos no hablados y las necesidades de otros. Toma los desdenes y rechazos de una manera muy personal y aunque puede perdonar una transgresión de un amigo o un ser querido, nunca lo olvida.
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Dibujito genial de Oma

(¿2006?)

domingo, 7 de septiembre de 2008

Juana (Clarice Lispector)

Todavía sumergidas en el cuento, las chiquillas se movían lentamente, los ojos leves, las bocas sonrientes.
- ¿Qué es lo que se consigue cuando se es feliz? -su voz era una saeta clara y fina. La profesora miró a Juana.
- Repite la pregunta...
Silencio. La profesora sonrió mientras ordenaba los libros.
- Haz de nuevo la pregunta, Juana, no te he oído.
- Quería saber qué pasa después de que se es feliz. ¿Qué ocurre después? -repitió la niña con obstinación.
La profesora ponía cara de sorpresa.
- ¡Qué idea! ¡No entiendo qué quieres decir, vaya una idea!
Haz esta misma pregunta con otras palabras a ver...
- Uno es feliz, ¿para qué?
La profesora se ruborizó -nunca se sabía por qué se ruborizaba-. Vio que toda la clase estaba pendiente de ella, y mandó a los chiquillos al recreo.
El bedel vino a llamar a la pequeña para que fuera al despacho. La profesora estaba allí.
- Siéntate...¿Has jugado mucho?
- Un poco...
- ¿Qué vas a ser cuando seas mayor?
- No lo sé.
- Está bien. Mira, yo también tengo una idea -se ruborizó-.
Coge un pedazo de papel y escribe esa pregunta que me has hecho hoy, y guárdala durante mucho tiempo. Cuando seas mayor, léela de nuevo. ¿Quién sabe? Tal vez algún día tú misma podrás contestártela de alguna manera... -perdió su aire serio, se ruborizó-. Entonces pensarás tal vez que eso no tiene importancia, y po lo menos te divertirás con...
- No.
- ¿No, qué? -preguntó sorprendida la profesora.
- No me gusta divertirme -dijo Juana con orgullo.
La profesora se volvió a ruborizar. -Bien, vete a jugar.
Cuando ya Juana había llegado a la puerta en dos saltos, la profesora la llamó de nuevo; esta vez estaba colorada hasta el pescuezo, con los ojos bajos y revolviendo los papeles que tenía sobre la mesa:
- ¿No te pareció raro...mejor dicho sorprendente, el que te dijera que escribieras esa pregunta y la guardaras?
- No -dijo Juana.
Y se volvió al patio.


En: Cerca del corazón salvaje. Clarice Lispector. p. 47-48

jueves, 4 de septiembre de 2008

disparaître encore

de tiempo en tiempo vuelven las ganas de desaparecer. desaparecer del todo.
últimamente siento que son tantas las cosas que se nos exigen que no creo poder alguna vez con todas. y en realidad, tampoco me provoca ser quien se me exige ser. y quizá ni siquiera me provoca ser alguna cosa, nada.
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quizá solo hacerme bolita y dormir, dormir, dormir...
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sí fez, los días no son eternos. pero la absurda sucesión de uno tras otro no parece tener demasiado sentido últimamente

miércoles, 3 de septiembre de 2008

1991